¿Cómo tratar de presentar tan ilustre personaje, sin incurrir en el peligro de parecer demasiadamente petulante y pretencioso?
Antes de todo, debemos avisar de la manera más cristalina posible que se trata de “Allan Kardec reencarnado”.
Para mejor aclarar y fundamentar esta afirmación, es válido transcribir lo que le fue dicho en aquella encarnación, el día 10 de junio de 1860, en su casa, siendo médium la Sra. Schmidt, con relación a la necesidad de tener que volver al plantel espiritual, tan sólo “por un poco”.
Luego de la pregunta del sabio lionés, deseando entender la significación de aquellas palabras, surgió esta respuesta:
“No te quedarás mucho tiempo entre nosotros; es preciso que vuelvas para completar la misión, que no pudo quedar concluida en esta existencia.”
“Si fuera posible, continuarías ahí; pero es preciso obedecer a la ley natural.”
“Quedarás ausente por algunos años y, cuando vuelvas, lo harás en condiciones que te permitirán trabajar con más éxito.”
Enseguida, en “observación”, afirmó el insigne Codificador:
“Calculando aproximadamente la duración de los trabajos que me restan y teniendo en cuenta el tiempo de mi ausencia, aquel de la infancia y el de la juventud hasta la edad cuando un hombre pueda desempeñar un papel en el mundo, mi vuelta deberá ser para el final de este siglo o para el comienzo del otro” (según Obras Póstumas, páginas 227/228 - LAKE - Librería Allan Kardec Editora).
En verdad, su venida a la carne se remonta a la conocida profecía de Jesús cuando, hace dos mil años, avisó al pueblo hebreo, simple, iletrado y espiritualmente infantilizado por el clero de aquella época - “Tengo todavía mucho a deciros, pero vosotros no podríais soportarlo ahora” (por falta de capacidad asimilativa) y “Cuando Elías venga de nuevo, restaurará todas las cosas.”
Ese espíritu, así como Jesús, se ha cristificado en otros mundos, ha tenido diversas encarnaciones conocidas históricamente, tales como: Rama, Krishna, Zoroastro, Orfeo, Hermes, Pitágoras, Platón, Enoch, Moisés, Elías, Ezequiel, Juan Bautista, Francisco de Asís, Juan Huss, José de Anchieta, Voltaire y Kardec, y ha enseñado que, cuando aún estaba en el plano astral, recibió órdenes para prepararse para una nueva encarnación en Brasil.
Le dijeron en aquella ocasión: “Hijo Elías, reúne en regimiento el grupo de servidores y parte hacia la Tierra del Crucero del Sur. Porque allá, en Atlántida Descubierta de Nuevo, donde han entregado la Biblia madre con el nombre de POPOLBUGG, entregarán la última, que se llamará EL EVANGELIO ETERNO, prometido en el Apocalipsis, capítulo 14, versos de 1 a 6”.
De esta manera, cumpliendo lo determinado por Dios y en consonancia con las noticias contenidas en “Obras Póstumas” (Allan Kardec), reencarnó el 05 de junio de 1910, con el nombre OSVALDO POLIDORO, en la ciudad que ayudara a fundar, cuando fue José de Anchieta.
En aquella época la región este de la ciudad de São Paulo era poco conocida. Se constituía, en su mayor parte, de tierras inexploradas y plantas vírgenes.
Fue el lugar de la Capital de la antigua Civilización Atlante.
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